por Alberto J. Muniagurria y Eduardo Baravalle
La nariz puede presentar alteraciones en su color y forma; puede hallarse dolor en la palpación y observarse secreciones.
Color. En el perímetro de las narinas es posible observar una coloración azulada en la cianosis.
Otras veces la nariz se encuentra enrojecida como en la rosácea, el lupus eritematoso, los procesos infecciosos o en el alcoholismo. En el lupus eritematoso sistémico se hallan lesiones eritematoescamosas, que toman las mejillas y la nariz en forma de mariposa, y que pueden evolucionar dejando cicatrices. Las manchas melánicas perinasales y peribucales sugieren una poliposis colónica familiar o síndrome de Peutz-Jeghers.
Forma. La nariz puede estar agrandada, como en el rinofima y en la acromegalia. En el rinofima se encuentra además enrojecida y el crecimiento es bulboso, por hipertrofia de la piel, las glándulas sebáceas, los folículos pilosos y el tejido conectivo.
En algunas enfermedades asociadas con respiración dificultosa, como en la neumonía y en afecciones cardíacas, las narinas se dilatan con cada inspiración y se contraen con cada espiración.
Otras veces el dorso de la nariz se halla deprimido (nariz en silla de montar), por erosión de los huesos propios de la nariz, como ocurre en la sífilis congénita o luego de repetidos traumatismos.
En ocasiones esto carece de significado patológico.
La nariz es ancha y chata por infiltración edematosa en el mixedema. En ciertas ocasiones se deforma por lepromas y lesiones tuberculosas. En la esclerodermia se puede observar una nariz afilada y estrecha. Otras veces aparecen en la nariz pequeñas vesículas que siguen el trayecto de un nervio, dolorosas, causadas por un herpes zoster. En el impétigo se observan costras melicéricas perinasales.
Dolor. La palpación de los senos maxilares y frontales puede causar dolor cuando se los comprime externamente, lo cual sugiere que dichas cavidades se hallan ocupadas o afectadas por un proceso inflamatorio (sinusitis); usualmente esto se acompaña de fiebre y rinorrea posterior y con relativa frecuencia, de cefalea generalizada.
La trasiluminación de los senos maxilar y frontal se realiza para determinar la existencia o no de enfermedad sinusal. Las secreciones purulentas o las masas intrasinusales interferirán con la trasiluminación, mientras que las secreciones claras darán una imagen normal.
La rinoscopia permite observar el vestíbulo nasal, las anormalidades de la mucosa, la permeabilidad de las fosas nasales, el carácter y localización de las infecciones, el aspecto del tabique y los cometes, y también la presencia de tumoraciones (figura 21-1).
Los forúnculos son frecuentes en el vestíbulo nasal, y en raras ocasiones se requiere el rinoscopio para el diagnóstico. El área se encuentra roja, dolorosa, edematizada y tiene la forma típica de una pústula, lo cual obliga a una manipulación cuidadosa. La mucosa está roja y edematizada en la rinitis aguda, con secreciones nasales acuosas, que luego pueden infectarse trasformándose en purulentas. La mucosa también está edematosa en la rinitis alérgica, pero es pálida y de un color grisáceo. Estos mismos cambios pueden observarse en la rinitis vasomotora no alérgica. Se hallará congestiva en el cocainómano, y con costras malolientes en la rinitis crónica atrófica u ocena.
Secreciones. Pueden ser de origen infeccioso, alérgico o vasomotor. Cuando la causa es alérgica se acompaña de prurito nasal, estornudos y lagrimeo, y las secreciones serán de tipo acuoso.
Cuando es viral también serán acuosas, y purulentas si existe infección bacteriana. En la difteria la secreción es sanguinolenta y se observan membranas grisáceas indoloras.
Otras anormalidades. La obstrucción nasal puede ser uni o bilateral. Cuando es unilateral sugiere desviación del tabique, cuerpo extraño o tumor. Cuando es bilateral, las causas más comunes son las rinitis y en los niños, la hipertrofia adenoidea.
La perforación del tabique puede ser traumática o infecciosa (sífilis, tuberculosis). Otras veces se la observa en el lupus eritematoso sistémico, o por el uso de aerosoles con catecolaminas o en los adictos a la cocaína.
En pocas ocasiones se pueden observar rinorrea y sinusitis que se acompañan a veces de nariz en silla de montar. Las lesiones en las vías aéreas superiores pueden conformar granulomas, como ocurre en la granulomatosis de Wegener. La presencia de ulceraciones de la mucosa nasal y encías, dificultad para respirar, dolor en la nariz, los ojos y los senos paranasales, con destrucción de los tejidos faciales, debe hacer sospechar un granuloma de la línea media.