Retrato del doctor Enrique Finochietto. 1904. (A.G.N.)
Enrique finochietto: Año 1924. Cenan en el Chantecler los doctores Enrique Finochietto, Pedro Chutro y Florencio Lezica. Dirige la orquesta de tango el compositor Julio De Caro. Entonces arriba al lugar un amigo del músico, un hombre modesto, desesperado porque su mujer está gravemente enferma.
De Caro le ofrece dinero, pero el hombre no lo acepta. Le pide otro tipo de ayuda. El músico toma conciencia de la situación y recuerda que en el local están Finochietto, Chutro y Lezica. Habla con ellos, y la reacción de Fino-
chietto es instantánea: interrumpe la cena, visita a la enferma, diagnostica un cuadro agudo y sumamente peligroso, la opera a la madrugada y le salva la vida. Al otro día, enterado Julio De Caro del final de la velada, escribe"Buen Amigo", un tango dedicado al doctor Enrique Finochietto. Nacido en Buenos Aires el 13 de marzo de 1881, quien fuera Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires (1933) y Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina (1934) y un "maestro venerado de toda una generación de cirujanos" como dijo el doctor Mariano Castex, demostró grandes condiciones para el dibujo y la pintura desde niño, condiciones éstas que luego le resultarían de gran utilidad en su desempeño profesional. Ingresó en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires a los 16 años, en 1897,y poco después tuvo clara su vocación por la
cirugía, cuando en 1901 realizó el servicio como practicante en el Hospital de Clínicas junto al doctor Alejandro Posadas, su primer maestro. Egresó en
1904, y su tesis (sobre "El pie bot varus equino congénito") incluía profusas ilustraciones debidas a su arte. Con el correr de los años explotaría ese
don expresivo natural, convirtiéndose en un gran dibujante técnico, capaz de diseñar con la precisión y la claridad de un ingeniero, los numerosos
instrumentos quirúrgicos de su invención.
El doctor Enrique Finochietto en su niñez.
Trabajó en el Hospital Rawson con el doctor David F. Prando y fue médico interno en el hospital de la avenida Alcorta, apenas doctorado. Dos años después, en 1906, viajó a Francia, Alemania, Austria, Suiza e Italia, donde
realizó cursos de perfeccionamiento y visitó las más importantes clínicas de la época. Casi tres años estuvo el doctor Finochietto en Europa.
Regresa a Buenos Aires en 1909, para integrarse nuevamente al Hospital Rawson, pero su estadía se vería interrumpida poco después. En efecto, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, por iniciativa del doctor Marcelo T. de Alvear -entonces representante diplomático en París-, se creó el
Hospital Argentino Auxiliar 108 bajo la dirección de la "Unión des Femmes
de France "y sostenido por la colonia argentina. El primer Jefe de Cirugía del establecimiento fue el doctor Pedro Chutro, quienes se trasladaron a París en 1915. Y en febrero de 1918 haría lo propio el doctor Enrique Finochietto.
El doctor Enrique Finocietto, en la Real Academia de Madrid, al centro. Detrás, asoma el doctor Gregorio Marañón. (A.G.N.)
La guerra concluyó a fines de ese año, pero Finochietto permaneció en el Hospital Argentino Auxiliar 108 algunos meses más, atendiendo convalescientes. El gobierno francés le otorgó la Medalla de la Guerra, la Legión de Honor y el cintillo en Grado de Oficial.
Antes de regresar definitivamente a Buenos Aires el 13 de octubre de 1909, el doctor Finochietto viajó a los Estados Unidos, donde visitó, entre otras, las clínicas de los hermanos Mayo, en Ronchester, y el Post Graduate Hospital, en Nueva York." Al desembarcar del Vestris en Dársena Norte , los familiares se encuentran con un Enrique muy distinto del que partiera a comienzos del año anterior –escribió su colega y amigo Oscar A. Vaccarezza en un artículo de 1937-. Fuerte le ha nevado sobre las sienes, borrando de a ratos la jovial expresión del rostro. Todo parece deberse a la febril actividad en París y a los malos ratos de la travesía. Algo de eso ha pasado, pero son otras las razones de esta transformación de meses en años. Una enfermedad nerviosa, fría y lenta, está evolucionando y se manifiesta por crueles dolores."
Reunido con sus colegas en la sala Pedro Chutro. (A.G.N.)
Hasta su fallecimiento –relativamente temprano, el 17 de febrero de 1948, a los 66 años, luego de padecer un episodio cerebral que lo inhabilitó el último año de su vida-, el doctor Enrique Finochietto soportó con estoicismo esos dolores, y pese a ellos continuó desarrollando su actividad, sólo recurriendo "a inocentes comprimidos de Piramidón –escribió Vaccarezza-, sin pensar jamás en calmantes heroiocos".
Fuente: Roemmers. 90 años junto a la medicina argentina. TOER EDICIONES