El doctor Luis Agote, ya en la madurez, posando en un rincón de su biblioteca. (A.G.N.)
Luis Agote: El 18 de noviembre de 1914, en la cama 14 de la sala Fernández del Instituto Modelo de Clínica Médica, se realizó la primera transfusión sanguínea estabilizada con citrato neutro de sodio de la historia. El descubridor " de la transfusión sanguínea por el método citratado", doctor Luis Agote, intercambiaba algunos comentarios con sus colegas, los doctores Juan Gabastou y Ricardo Finochietto, mientras el doctor Ernesto Merlo realizaba la operación. El transfundido era un enfermo de tuberculosis pulmonar; el dador, Ramón Mosquera, portero del establecimiento, era uno de sus allegados.
"El resultado fue tan favorable -escribió el doctor Agote en la comunicación de su descubrimiento que se tuvo, desde ese instante, la convicción de que el problema estaba resuelto". Durante los cinco días subsiguientes se analizó la sangre del enfermo transfundido y, ante los resultados clínicos, el doctor Agote decidió publicar el acontecimiento. Para ello realizó el 14 de noviembre de 1914, en el aula del Instituto Modelo de Clínica Médica –ante autoridades universitarias y municipales, académicas, profesores y numerosos médicos-, una transfusión de 300 gramos de sangre citratada a una mujer anémica por hemorragia aguda, ocasionada por placenta previa. Tres días después, reestablecida, la paciente pudo abandonar el hospital.
Con colegas del Instituto Modelo de Clínica Médica del Hospital Rawson, 1923. (A.G.N.)
La noticia del descubrimiento del doctor Luis Agote, cuando Occidente se precipitaba en los horrores de la Primera Guerra Mundial, fue recogida por la prensa nacional y extranjera. En Francia los periódicos Le Figaro y Le Journal difundieron la información, y en los Estados Unidos el New York Herald la publicó bajo el siguiente título: "Se exhibe un nuevo método de transfusión sanguínea. El profesor Agote, de Buenos Aires, demuestra con todo éxito su descubrimiento"
Doctorado en Medicina en 1893 con su tesis "Hepatitis supurada", quien durante su carrera fuera practicante de vacuna, director de la Cátedra de Anatomía Descriptiva, practicante menor y mayor del Hospital San Roque (luego, Ramos Mejía) y practicante mayor del Hospital de Clínicas, había nacido en Buenos Aires el 22 de septiembre de 1868. Quien fuera secretario del Departamento Nacional de higiene, director del lazareto de la isla Martín García, jefe de las Salas III y VIII de Clínica Médica del Hospital Rawson, inspirador y primer director del Instituto Modelo de Clínica Médica (1914) y titular de la Cátedra de Clínica Médica (1915), recordaría en 1944, treinta años después de su gran descubrimiento: "Un sobrino carnal mío se moría a causa de una hemorragia nasal. No había otra forma de restituirle la vida más que mediante una transfusión. La hicimos y el niño se salvó, pero yo necesitaba algo más, un elemento anticoagulante para que la sangre llegara a la vena del paciente en el estado de fluidez que tenía al salir de la del dador". Lo que el doctor Agote necesitaba, y él mismo descubrió, era el método de estabilización de la sangre con citrato neutro de sodio.
Un momento histórico mundial: la primera transfusión de sangre citratada, realizada por el doctor Luis Agote, 9 de noviembre de 1914.
Al momento de su graduación el doctor Agote conoció a María Robertson Lavalle, hija de un ingeniero que había sido expedicionario del desierto, con la cual contrajo matrimonio en 1895. Durante su larga vida –falleció en Buenos Aires, el 12 de noviembre de 1954, a los 86 años- también ejerció la política, ocupando una banca de diputado en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en 1894, y sendas bancas de senador y diputado nacional en 1910 y 1914. Se debe a su paso por la política la creación de la Universidad del Litoral, la anexión del Colegio Nacional a la Universidad de Buenos Aires, la creación del Patronato de Ciegos y el de Menores Abandonados, entre otras iniciativas legislativas exitosas. Quien gozara de inmenso prestigio y fuera distinguido con numerosos cargos y diplomas, como el de Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina (1945), también fue un escritor que trascendió lo específicamente científico para incursionar en la literatura y la historia. Dan testimonio de su vocación humanística libros como Nerón, los suyos y su época, o artículos como "El médico y el dolor" (1915), en los cuales además de sutiles observaciones, abundan pasajes desbordantes de lirismo.
Fuente: Roemmers. 90 años junto a la medicina argentina. TOER EDICIONES